miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un Día como hoy 13 de Noviembre

1901 
Nace en Lincoln (provincia de Buenos Aires), el ensayista, político y periodista Arturo Jauretche. Fundó con Raúl Scalabrini Ortiz, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane y otros el movimiento político "Forja", de ideología radical. Falleció en Buenos Aires el 25 de mayo de 1974. 

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Arturo Martín Jauretche nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901. Sus padres fueron don Pedro Jauretche y Angélica Vidaguren quienes, además tuvieron otros 9 hijos, siendo Arturo el mayor de todos ellos.

Ensayista, escritor y político Jauretche militó en su juventud en elPartido Conservador para luego enrolarse en las filasYrigoyenistas.

En 1930 fue protagonista de la lucha callejera contra los gobiernos de los generales José Félix Uriburu y luego de Agustín P. Justo y participó en actividades de riesgo especialmente en los combates deSan Joaquín y Paso de los Libres, Corrientes, el 29 de diciembre de 1933 donde fue tomado prisionero luego de este último levantamiento radical. En las luchas internas del radicalismo dirigió los grupos "Continuidad Jurídica" y "Legalista" que se oponían a la dirección de Marcelo Torcuato de Alvear. Posteriormente, con el surgimiento del peronismo, Jauretche adhirió a los principios del recién nacido Movimiento Justicialista.

Quien había visto morir a Yrigoyen y había empuñado el fusil en la revuelta popular contra el régimen, aparecía entonces en el momento oportuno para reafirmarle al caudillo que "No hay nacionalismo sin pueblo", que "solo los descamisados" podrán "aplastar a los vendepatrias y a los cipayos", y que "la Independencia Económica y la Soberanía Política no se plasman sin La Justicia Social y que en el mundo de imperialismos en pugna, la Argentina debe asentarse en La Tercera Posición".

Desde 1946 hasta 1951 fue presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires y, al producirse la Revolución de 1955, volvió a la lucha política "en defensa de los diez años de gobierno popular".

Jauretche murió en Buenos Aires el 25 de mayo de 1974, a la edad de 73 años.


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Scalabrini Ortiz: Profeta Nacional
Fuente: Goldar, Ernesto, Primera Plana, Nº 487, 30 de mayo de 1972.
A 13 años de su muerte, la figura de Scalabrini Ortiz se agiganta. Su perfil de profeta nacional, adalid de la lucha contra el colonialismo, cobra un invencible vigor. PRIMERA PLANA, con motivo de cumplirse un nuevo aniversario de su deceso, encargó a Ernesto Goldar un artículo sobre El hombre que está solo y espera, un libro donde pueden recuperarse elementos génesis de su obra de denuncia posterior.
Sin duda hoy resulta fácil pensar el problema nacional. Una experiencia política de diez años de Gobierno popular, la resistencia durante diecisiete, la nueva sociedad en ascenso, que ha cercado al viejo país débilmente reconstituido a partir del '55, y la ofensiva estratégica de las fuerzas nacionales dispuestas de una vez por todas a terminar con la enajenación, sustancian un panorama rico para que la investigación teórica no naufrague en macaneos de capilla y verifique cotidianamente en la práctica del país real sus determinaciones ideológicas. El tema de lo nacional está al día, porque la liberación requiere (también) de la práctica de los libros. La orfandad intelectual ha dejado de ser mito, cuando cientos de militantes de la cultura se están incorporando al proceso auscultado y cierto de la subversión de la dependencia.
No siempre fue así. La irrealidad dictaminaba el desencuentro abismal del escritor con el país cuando Raúl Scalabrini Ortiz se reunía con sus compañeros en el sótano de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) y comenzaba a pensar lo que vendría. Son los años de la "década infame", cuando la mentira enseñoreaba su complicidad con los ideales financieros del imperio. Los "nacionales" hablaban para ser escuchados por pocos. Escribían en periódicos mensuales que se traspapelaban bajo el peso proscriptivo de la intelligentzia que usufructuaba el pensamiento de la factoría. Eran un puñado de raros, caracterizados de "nazis" por los epígonos del internacionalismo abstracto. Se los erradicaba porque cometían el pecado de hablar del país. Han pasado treinta años y las cosas han cambiado.
Profeta Nacional
La base de concientización -el arranque inicial de la denuncia- otorga a Scalabrini Ortiz el mérito del derecho a empezar la enorme tarea desmistificadora del coloniaje describiendo la alienación del hombre argentino, denostando la postración económica y urgiendo, proféticamente, por la nueva definición política que brotaría del pueblo sublevado en los días de octubre. Su propuesta final apunta a la unidad latinoamericana, requisito categórico para ser nación y resistir la violencia neocolonial.
Poeta -nunca dejó de serlo-, abandona los ripios por los números. La rima que el país incierto necesita es la rigurosidad de la estadística, el canto de las cifras que develen ese muestreo de vergüenza que en Historia de los ferrocarriles argentinos explicita. Es en la economía -y no tan sólo en las arquetípicas deformaciones superestructurales- donde debe indagarse el drama americano. Periodista, investigador histórico, su prédica continuará hasta su muerte en 1959. Antes, en momentos definitivos, consideraría cumplido su destino. "Éramos brizna de multitud y el alma de todos nos redimía. La sustancia del pueblo argentino, su quintaesencia de rudimentarismo estaba allí presente", escribe en El Laborista. Se refiere al 17 de octubre de 1945: esa misma noche Scalabrini y sus compañeros resuelven disolver FORJA. La misión intelectual parecía terminada y se avecinaba el tiempo de los hechos.
El hombre de Corrientes y Esmeralda
No faltan comentadores apresurados que le señalan desniveles (también se lo acusa de "reaccionario") a su primer ensayo, El Hombre que está solo y espera, oponiéndolo de alguna manera a sus múltiples trabajos posteriores. Si El Hombre... implica el comienzo de una fractura con el pensamiento cosmopolita, una lectura significativa de la obra demostrará que todos los ingredientes básicos de la formación de la conciencia nacional aparecen enunciados en este libro editado por Gleizer en 1931, para alcanzar varias ediciones en poco tiempo. La gran receptividad en el público no es casual cuando se identifica con una metodología que enfrenta la "realidad" versus "teorización vacía". "Este libro compendia los sentimientos que he soñado y proferido durante muchos años en las redacciones, cafés y calles de Buenos Aires", confesará al final, suscribiendo un método de conocimiento donde la experiencia sensible nutre al observado que se "transforma en conejillo de indias y experimentador, simultáneamente". La invención de nuevos patrones para medir el contorno impedirán, así, la seducción ideológica ante los objetos ideales fijados, requiriendo de la práctica crítica como modelo de análisis. Entonces la apariencia externa de los hechos debe ser desechada y la opción por un "buceo en el ambiente", para sentir, pensar y actuar, sobreviene como recurso. "Con virgen encantamiento de niño, me abandonaré a la contemplación del mundo", escribe, y conecta su inmersión en la realidad sin dejarse llevar por preconceptos convencionales. La obra se articula en una triple dimensión: a) trasmite lo que piensa Scalabrini Ortiz, b) describe lo que siente el Hombre de Corrientes y Esmeralda, c) expone lo que el Hombre -suelto, desprendido del escritor- dicta, corrige y enseña al autor para salvarlo de las imprecisiones y orientarlo hacia el "espíritu de la tierra". La descripción de lo concreto y sustantivo es, pues, el rasgo epistemológico del ensayo, que asalta la realidad porteña -ese resumen tipificado de medianía metropolitana- como expresión límite de una doble postergación.
La rutina del hombre
En primer lugar, el Hombre de Corrientes y Esmeralda está embrutecido por la falsa conciencia. "Se busca afanosamente a sí mismo", es evasivo y desencantado, porque su fatalismo no es otro que la dura condición del hombre-mercancía cercado por fuerzas materiales e invisibles que no puede controlar. "Es la suya una vida que se va cuesta abajo, resbalando despacito, lene, sin sacudones, una vida que se le escurre entre los días y los años, una vida enaceitada que se aja sin constancias, sin tragedias, entre días monótonos, grises, que se disuelven atónitos los unos a los otros". Es la rutina del hombre fragmentado, donde las cosas que produce y no domina se han transformado en ídolos ajenos. El Hombre experimenta al mundo capitalista de manera pasiva, como un receptor inanimado, como sujeto sin vida. Por ello es misántropo, hosco, opaco y los otros "le son indiferentes". La soledad -la espuria consecuencia del violento sistema competitivo- conduce a la perversión de todos los valores. Entonces el Hombre se repliega a fabricar sueños. Las ilusiones subliman la tristeza, y pasa de café en café a charlar con los pocos amigos que le quedan: porque ni mujer tiene. El del '30 es un hombre "amachacado" dice Scalabrini: la Civilización ha impuesto junto al trabajo enajenado la desexualización de su cuerpo. "La mujer es elemento de voluptuosidad, y hay una zona del hombre que es impermeable a ella". (...) "La ternura aterra al Hombre de Corrientes y Esmeralda. Quizá ve en ella un desistimiento repudiable de la virilidad". Transformado en objeto, el amor no existe como reciprocidad. El ejercicio de los sentidos espirituales no puede surgir a través de la naturaleza deshumanizada, pues sólo en el uso de todos los sentidos el hombre se afirma. Separado materialmente, ajeno respecto de las cosas y de los otros, el amor es una quimera en el hombre segregado. El trabajo es una maldición: "Advierte que hay más muerte que vida en la vida de relación, y que el orden social ha pospuesto al hombre, lo ha sacrificado, no a una necesidad, sino a un principio, a una vaciedad". Aborrece al trabajo, "aborrece la obligación de ocuparse de cosas extrañas, porque le escamotean el tiempo para ocuparse de sí mismo". La desidia lo derriba y no ambiciona tampoco la riqueza ("el adineramiento, esa fantasmagoría corroída"), pues sabe que "tener" es lo opuesto a "ser" y que en la sociedad fetichizada todo lo que se quita de vida se devuelve en dinero: cuánto más rico, cada vez más pobre.
Hacia la liberación
Pero toda alineación es provisoria. El Hombre comienza a "destruir espejismos" y asciende (en el curso de la obra) un proceso de rebeldía creciente. De la opresión inicial, Scalabrini lo ve erguirse en los capítulos finales hacia un empaque que dice "no" al ritual de las esencias. ("Dos y dos pueden no ser cuatro...", "El que en caso de apuro no asalta un banco es un otario".) Quiere autorealizarse, pararse en dos patas, racionalizar la irracionalidad que lo circunda y salvarse uniéndose al clamor colectivo que lo excita. En principio, resiste: se burla de los "engrupidos"; "sobra" a la cultura europea; "siente" en vez de pensar, para no ceder al mundo de los valores concluidos; "intuye" para sobrevivir; se "sonríe" ante los pseudointelectuales desdeñosos: "palpita". Luego concientiza: "La Tradición, el Progreso, la Humanidad, la Familia, la Honra, ya son pamplinas que en el sentimiento del hombre porteño no sirven ni para gallardetes de clubes náuticos"; el famoso "no te metás" no es el apoliticismo que han usufructuado los divulgadores descreídos, sino la negación de un estado político (la dictadura de Uriburu) que le es ajeno, con el que no se identifica: "No te metás es un asunto que no es tuyo y es privilegio del estado. No te metás a apagar ese principio de incendio. No te metás a delatar ese contrabando. No te metás a cuidar de la vida de los bañistas que se adentran en el río. No te metás en las cosas que el estado debe cuidar. No te metás en las pertenencias en que señorea la nación; en el resguardo de las personas y los bienes, en el mantenimiento del orden y de la moral, en la seguridad externa y en la policía interna." El capital extranjero puede producir la "norteamericanización" de la juventud argentina, advierte en 1931, y concluyendo el ensayo apunta al soporte estructural de todo el andamiaje de incurias que hundieron en la desesperanza al argentino. Dicen que la propiedad (privada) es inviolable: "El hombre se encabrita. ¿Cómo? ¿Qué inmunidades cubren la propiedad? ¿Quién las concedió? ¿No es su vida, la propiedad esencial del hombre, entonces?" Las grandes (y falsas) divisas ya no lo morigeran. El "Espíritu de la Tierra", como llama Scalabrini Ortiz a la nación en devenir, a la conciencia para sí que está despertando para liberarlo de la soledad, será forzosamente el derrotero de las muchedumbres que quince años más tarde encontrarán la conducción política propicia para consolidar en el poder a la conciencia nacional.
Un iniciador
Raúl Scalabrini Ortiz pensaba escribir una novela sobre Buenos Aires, pero produjo un ensayo. Empero una forma prenovelesca recorre El Hombre que está sólo y espera. Es la peripecia de un héroe que transita por las calles de la ciudad, que ama buscando el destino que lo integrará a sus compatriotas. Es cierto: está solo, espera, pero no se queda quieto.
El pensamiento de Scalabrini continúa la mejor herencia del existencialismo espiritualista occidental. Su preocupación por el Hombre, similar a Spinoza, Goethe, Hegel y Marx, lo ubican no solamente como iniciador del pensamiento nacional argentino, sino también como profundo crítico de la sociedad burguesa. Al denunciar la sociedad colonizada desmenuzó, por consiguiente, a la base contradictoria que la posibilita, y su metodología materialista, sus propuestas políticas e ideológicas inscriben un precedente óptimo del nuevo humanismo argentino y latinoamericano que el pueblo está forjando, del socialismo que se acerca.
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1982 
Muere en Buenos Aires el actor teatral y cinematográfico Ángel Magaña. Desempeñó papeles protagónicos en películas cinematográficas como "Viento norte"; "Su mejor alumno"; "La guerra gaucha" y "Cadetes de San Martín". Nació en Buenos Aires en 1915. 

Género: Histórico
Producción: Artistas Argentinos Asociados
Productor Asociado: Estudios San Miguel
Dirección: Lucas Demare
Asistencia de Dirección: Hugo Fregonese
Guión: Ulyses Petit de Murat / Homero Manzi, basado en los cuentos "Dianas", "Alerta", "Estreno", "Sorpresa", "Juramento", "Al rastro" y "Carga", del libro homónimo de Leopoldo Lugones.
Fotografía: Bob Roberts
Cámara: Humberto Peruzzi
Escenografía: Ralph Pappier
Vestuario: Sastrería Casa Machado
Música: Lucio Demare
Instrumentación: Juan Ehlert
Montaje: Carlos Rinaldi
Sonido: Jorge Di Lauro
Distribuidora: Panamericana
Duración original: 95 min.
Fecha y Sala de estreno: 20/11/1942, Ambassador
Intérpretes:
Enrique Muiño / Francisco Petrone / Angel Magaña / Sebastián Chiola / Amelia Bence / Ricardo Galache / Elvira Quiroga / Dora Ferreiro / René Mugica / Joaquín Pérez Bilbao / Ricardo Reynaldi / Raúl Merlo / José Prausse / Antonia Rojas / Leticia Scury / Laura Moreno / Jacinta Diana / Alberto Contreras (h) / Aquiles Guerrero / Francisco López / Lucas Demare / Carmen Giménez
Resumen argumental:
En la provincia de Salta, durante la Guerra de la Independencia, un teniente del ejército español - peruano de nacimiento - resulta herido por las tropas del General Martín de Güemes. Es atendido en la estancia de una patriota, quien persuasivamente le hará entender lo justo de la causa americana. Simultáneamente, los gauchos reciben ayuda del sacristán de una capilla, ubicada junto al asiento de las tropas realistas, quien finge lealtad al rey y con el tañido de la campana envía mensajes a los gauchos ocultos en los montes. Al ser descubierto, es atacado con violencia e incendiada su capilla. Ciego, sirve de guía sin proponérselo para que sus enemigos lleguen al campamento patriota. Los gauchos son aniquilados, pero el teniente peruano - sobreviviente del ataque - se alista en las tropas de Güemes, quien se prepara a dar batalla.
Premios:
- Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina: Mejor Film, Mejor Director, Mejor Adaptación (Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi)
- Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina: Cóndor y Diploma en las categorías Film, Director, Adaptación (Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi), Actor Principal (Francisco Petrone), Montaje, Sonido y Cámara
- Comisión Nacional de Cultura: Mejor Adaptación (Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi)
- Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires: Primer Premio en los rubros Film, Director, Adaptación (Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi), Actriz Principal (Amelia Bence), Actor Principal (Francisco Petrone), Fotografía, Música y Sonido
- Asociación de Cronistas Cinematográficos de La Habana (Cuba / 1948): Mejor Película Extranjera estrenada en Cuba en 1947

2003 
Día del Pensamiento Nacional 
En homenaje al nacimiento del escritor y pensador Arturo Martín Jauretche

 
Ley  25844   HONORABLE CONGRESO DE LA NACION ARGENTINA
26-nov-2003

CONMEMORACIONES 
DIA DEL PENSAMIENTO NACIONAL
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Publicada en el Boletín Oficial del 06-ene-2004
Número: 30311
Página: 1
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Resumen:
INSTITUYESE EL DIA 13 DE NOVIEMBRE "DIA DEL PENSAMIENTO NACIONAL", EN HOMENAJE AL NACIMIENTO DEL ESCRITOR Y PENSADOR ARTURO MARTIN JAURETCHE.
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Texto completo de la norma
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