domingo, 20 de noviembre de 2011

Un Día como hoy 20 de Noviembre

1845 
Combate de la Vuelta de Obligado 
Por orden de Rosas, 2000 hombres con 27 cañones y cadenas, al mando de Lucio Norberto Mansilla, traban, en un recodo del río Paraná (entre San Pedro y Ramallo, provincia de Buenos Aires) una escuadra anglo-francesa que pretendía forzar como libre ese paso. 

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El Valor de la Historia (vuelta de obligado)
Situado a 19 kilótremos de la ciudad cabecera, se accede por ruta asfaltada a la localidad de Vuelta de Obligado, lugar donde recuerda la
“Batalla de la Vuelta de Obligado declarado lugar histórico por Decreto Nacional, el 21 de Marzo de 1942.
La Batalla de Obligado es geopolíticamente la consecuencia de la defensa de los primeros intereses económicos para el país. Se produjo en momentos en que las potencias europeas (Inglaterra y Francia) buscaban nuevos mercados para sus productos comerciales y además le interesaban nuestros suelos que producían materia prima muy barata para la época.
Por otra parte, Brasil impulsaba la política expansionista iniciada por los portugueses sobre los territorios del Río de la Plata.
Francia e Inglaterra ejercían el imperialismo económico y trataron de aprovechar el momento propicio que ofrecía la situación reinante en el Río de La Plata. Creían posible desarrollar una acción más amplia de la libre navegación de nuestros ríos.
El Combate
El 20 de noviembre de 1.845, vuelta de Obligado fue el escenario de lo que hoy recordamos como Batalla de Obligado. En este suelo combatieron las fuerzas nacionalistas de Rosas, al mando de Lucio Mansilla contra fuerzas anglo-francesas. Como Rosas no permitía el libre paso por el río para comercializar en Corrientes y Paraguay, y ante la insistencia de las fuerzas anglo - francesas. Como Rosas no permitía el libre paso por el río para comercializar en Corrientes y Paraguay, y ante la insistencia de las fuerzas oponentes, el por entonces gobernador mandó a encadenar el río, simbolizando de ésta manera su desacuerdo para con aquellos quienes por la fuerza intentaban remontar el río Paraná. Vuelta de Obligado, lugar histórico, donde la agreste belleza se muestra con extraordinaria generosidad, en el que se unen la magnificencia del paisaje y el encanto proveniente de pisar el suelo que fue escenario de una proeza criolla.  La flota anglo - francesa estaba compuesta por seis  barcos de bandera inglesa y cinco con pabellón francés. Además de las barcas carboneras para abastecer los navíos a vapor, detrás del contingente bélico,   navegaba un convoy de noventa barcos mercantes de distintas banderas, cargados con mercadería para ser comercializadas, en cuanto a nuestras fuerzas estaban compuestas por cuatro baterías denominadas: Restaurador Rosas, Gral. Brown, Gral. Mansilla y La Manuelita.   Entre la batería 1 y 2, y un poco más atrás se encontraban cien hombres; detrás de estos, cuatrocientos soldados del regimiento de Patricios de Buenos Aires y luego había situados cuatro cañones y a la altura de la batería 2 se encontraban doscientos soldados de la caballería y seiscientos de infantería, componentes del regimiento de milicia Nº4 con asiento en San Nicolás. Entre ellos un centenar de sampedrinos y más atrás el Juez de Paz de San Pedro, Don Benito Urraco, con ciento  setenta de sus vecinos y con ellos los de igual cargo de Baradero y San Antonio de Areco, con cien y treinta de sus vecinos respectivamente.
El montículo de tierra que todavía se percibe habría sido el lugar desde donde se ataran un juego triple de cadenas, en la otra orilla donde finalizaban estas, se encontraba el bergantín “Republicano”, la cadena tenía un largo de 360 brazadas y había sido solicitada ese mismo año por Mansilla, comandante en Jefe de todas las fuerzas. En lo fluvial se habían colocado delante de las cadenas, cinco chalanas con material incendiario para que el humo quitara visibilidad a lo Anglo - franceses y si el ataque se producía a la noche, daría suficiente luz para distinguir la posición de los agresores. Detrás de las cadenas, hacia el lado de San Nicolás, se hallaban tres lanchones, cada uno de ellos tenía un cañón, finalmente en la bahía estaban estacionadas seis balleneras y ocho embarcaciones menores con doscientos infantes a la espera de dirigirse a la isla si los invasores desembarcaban en ella, al frente de la escuadra anglo-francesa y como burla navegaba la fragata “San Martín” ex nave insignia del Alte. Brown, vilmente apresada frente a Montevideo, luciendo el pabellón de Francia y que fue la encargada de dar la señal de abrir fuego.
Hacia medio día, Mansilla pasa un informe a Rosas, el cual decía que si bien el enemigo no había logrado su propósito de cortar las cadenas y remontar el río, lo harían en breve ya que se quedaban sin municiones, comienza así a decaer la maravillosa y valiente defensa de Obligado.
Después de casi doce horas de intenso combate, las fuerzas patriotas se retiran.
Con proximidad se entiende que entre las 09:00 y las 09:30 hs., de la mañana del 20 de noviembre comenzó el cañoneo entre ambas fuerzas, pasadas las 12:30 hs., ya habían tomado la batería de Alzogaray, quien era la única que quedaba con municiones para continuar la lucha.
Debemos recordar que cuando aconteció lo de Obligado, las dos orillas del Paraná, a la altura, pertenecían a la Confederación Argentina , comandada por Rosas, por lo tanto demás está decir que Francia e Inglaterra estaba usurpando derechos legales establecidos, recién nuestra constitución de 1.853, permitió la libre navegación de los ríos de la confederación a cualquier bandera.  
San Pedro | Buenos Aires | Argentina

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Juan Manuel de Rosas
(1793 - 1877)
Autor: Felipe Pigna
Juan Manuel de Rosas, el restaurador de las Leyes, el estanciero más poderoso de Buenos Aires, y a la vez uno de los gobernadores con más consenso en toda la historia de la provincia, nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793. Cursó sus primeros estudios en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich. Pero su vocación no iba para el lado de las letras sino para las tareas rurales.
Durante las invasiones inglesas participó activamente de la defensa en el regimiento de Migueletes de Caballería. Tras la reconquista volvió al campo. Se mantuvo completamente al margen de los sucesos de la revolución de mayo, de la que dirá años más tarde: "En los tiempos anteriores a la revolución la subordinación estaba bien puesta, sobraban recursos y había unión."
En marzo de 1813 se casó con Encarnación Ezcurra, quien sería su compañera en la vida y en la política. Tras el casamiento Rosas devuelve a sus padres los campos que les administraba y decide formar su propia empresa.
En noviembre de 1815 se asoció con Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego en una compañía destinada a la explotación ganadera, saladero de pescado y exportación de productos varios en la estancia de "Los Cerrillos".
La dirección de sus estancias le dio a Rosas un gran conocimiento sobre la vida y las costumbres de sus peones. "Me propuse adquirir esa influencia a toda costa; para ello fue preciso hacerme gaucho como ellos, protegerlos, hacerme su apoderado, cuidar de sus intereses, en fin no ahorrar trabajo ni medios para adquirir más su confianza."
Tras la caída del Directorio, en 1820 Rosas comienza a participar activamente de la política bonaerense. Apoyó e impuso la candidatura de Martín Rodríguez a la gobernación de Buenos Aires. Participó activamente en el Pacto de Benegas entre Santa Fe y Buenos Aires y se hace cargo de entregarle al caudillo santafecino, Estanislao López, 30.000 cabezas de ganado.
El derrocamiento de Dorrego y su posterior fusilamiento a manos de Lavalle, vuelve a colocar a Rosas en el primer plano de la política.
Tras fusilar a Dorrego, Lavalle marcha hacia Santa Fe para encontrarse con Paz, pero es derrotado en Puente de Márquez por las fuerzas aliadas de López y Juan Manuel de Rosas.
Lavalle firmó con Rosas el pacto de Cañuelas que nombró como gobernador interino de Buenos Aires a Viamonte y convocó a una reunión de la sala de representantes porteña para elegir el gobernante definitivo.
El 8 de Diciembre de 1829 la sala de representantes proclamó a Juan Manuel de Rosas gobernador de Buenos Aires otorgándole las facultades extraordinarias y el título de Restaurador de las Leyes.
Rosas llevó a cabo una administración provincial ordenada. Recortó los gastos y aumentó los impuestos, superando lentamente el déficit fiscal heredado. Reanudó las relaciones con la Santa Sede, suspendidas desde 1810.
Fue el sector terrateniente el que sustentó el liderazgo rosista. La estructura social durante el período rosista, estuvo basada en la tierra. La gran estancia era la que confería status y poder.
Acompañaban a Rosas en el poder los grupos dominantes porteños que no estaban dispuestos a compartir las rentas de la aduana con el resto de las provincias.
El restaurador les garantizaba el orden y la disciplina social necesarios para desarrollar sus actividades económicas.
Rosas gozaba de un gran predicamento entre sectores populares de Buenos Aires, y, de esta forma, aparecía ante los terratenientes de la provincia como el único capaz de contener y encauzar las demandas de las clases bajas.
En agosto de 1830 varias provincias del interior conforman la Liga Unitaria bajo el liderazgo del General Paz.
En enero de 1831 Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firmaron el Pacto Federal, una alianza político militar para terminar con los unitarios de Paz.
Finalmente Paz será derrotado y capturado por López. Rosas, López y Quiroga dominaban la confederación. Pero el restaurador demostró ser el más poderoso y continuó aislando a Buenos Aires de las otras provincias.
En 1832 Rosas fue reelecto como gobernador de Buenos Aires. Exigió que se le renovaran las facultades extraordinarias. La sala de representantes se opuso y Rosas renunció.
Fue electo el general Juan Ramón Balcarce, candidato de Rosas que, entre 1833 y 1834, emprendió una campaña al desierto financiada por la provincia y los estancieros bonaerenses preocupados por la amenaza indígena sobre sus propiedades.
Rosas combinó durante la campaña la conciliación con la represión. Pactó con los Pampas y se enfrentó con los ranqueles y la Confederación liderada por Juan Manuel Calfucurá.
Según un informe que Rosas presentó al gobierno de Buenos Aires a poco de comenzar la campaña, el saldo fue de 3200 indios muertos, 1200 prisioneros y se rescataron 1000 cautivos blancos.
El éxito obtenido por el restaurador en la campaña aumentó aún más su prestigio político entre los propietarios bonaerenses, que incrementaron su patrimonio al incorporar nuevas tierras y se sintieron más seguros con la amenaza indígena bajo control.
Rosas se alejó de la provincia pero no de los manejos políticos. Su mujer, Encarnación Ezcurra era su fiel representante y con el apoyo de la mazorca, conspiró contra los gobiernos de Balcarce, Viamonte y Maza que se sucedieron durante la ausencia del restaurador.
La agitación política conducida por Encarnación contribuyó de manera decisiva a crear un clima de gran inestabilidad favorable a los intereses de Rosas.
Un hecho agravará aún más la situación. El caudillo riojano Juan Facundo Quiroga, residía por entonces en Buenos Aires bajo el amparo de Juan Manuel de Rosas.
Quiroga había manifestado al Restaurador sus inquietudes sobre la necesidad de convocar a un congreso y organizar constitucionalmente al país. Rosas se opuso argumentando que no estaban dadas las condiciones mínimas para dar semejante paso y consideraba que era imprescindible que, previamente, cada provincia se organice.
A Rosas no se le escapaba que la organización nacional implicaría la pérdida para Buenos Aires del disfrute exclusivo de las rentas aduaneras, entre otros privilegios.
Ante un conflicto desatado entre las provincias de Salta y Tucumán, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza (quien respondía políticamente a Rosas), encomienda a Quiroga una gestión mediadora.
Tras un éxito parcial, Quiroga emprendió el regreso y fue asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, provincia de Córdoba.
La muerte de Quiroga determinó la renuncia de Maza y provocó entre los legisladores porteños que prevaleciera la idea de la necesidad de un gobierno fuerte, de mano dura.
Por una amplia mayoría de votos, expresados en la legislatura y a través de un plebiscito que dio un resultado de 9.713 votos a favor y 7 en contra, fue electo nuevamente Juan Manuel de Rosas, en marzo de 1835, esta vez con la suma del poder público.
La hegemonía rosista se consolidó mediante la unificación ideológica del pueblo de Buenos Aires a través del uso obligatorio de la divisa punzó, del riguroso control de la prensa; y de una dura represión a la oposición ideológica y política realizada por la Sociedad Popular Restauradora, conocida como la "mazorca", la fuerza de choque de Rosas, encargada de la intimidación y la eliminación de los opositores. Durante el largo período rosista, la mazorca se cobró miles de víctimas.
En 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas, que protegía a las materias primas y productos locales, prohibiendo en algunos casos y gravando con altos aranceles en otros el ingreso de la mercadería importada que pudiera perjudicar a la producción nacional.
La Ley favoreció a las provincias pero sobre todo a Buenos Aires que aumentó notablemente sus ingresos aduaneros.
Todo producto argentino destinado al exterior debe pagar su tributo a Buenos Aires y todo producto extranjero destinado a cualquier parte del país deber pagar también a Buenos Aires.
Mediante este procedimiento Buenos Aires puede estimular cierta actividad económica del interior y boicotear otra, determinando qué mercadería extranjera y de qué países de procedencia podrá consumir el interior.
Quedaban en manos de Buenos Aires las llaves para favorecer o empobrecer a determinados grupos sociales de las provincias.
En esta segunda gobernación Rosas: favoreció la venta o el otorgamiento de las tierras públicas que pasaron a manos de los grandes ganaderos.
Otorgó opción de compra de tierras a los arrendatarios de contratos de enfiteusis facilitando así el acceso a la propiedad privada tanto al norte como al sur del río Salado.
Rosas mantuvo durante gran parte de su mandato excelentes relaciones con los comerciantes británicos y su gobierno.
Francia no había obtenido de Rosas un tratado comercial como el que Inglaterra había conseguido de Rivadavia.
Los ciudadanos franceses no estaban exentos de hacer el servicio militar como los británicos. Rosas, además había encarcelado a varios franceses acusados de espionaje.
Se produce un conflicto diplomático y las naves francesas que estaban estacionadas en el Río de la Plata, bloquearon el puerto de Buenos Aires a fines de marzo de 1838.
El bloqueo se mantuvo por dos años generando una obligada política proteccionista, más allá de la Ley de Aduana y produjo ciertas grietas en el bloque de poder. Los ganaderos del Sur de la provincia se rebelaron contra Rosas ante la caída de los precios de la carne y las dificultades provocadas por el cerco francés al puerto.
Durante el bloqueo se reanudó la guerra civil. Lavalle, con el apoyo francés, invadió Entre Ríos y Santa Fe pero fracasó en su intento de tomar Buenos Aires por carecer de los apoyos necesarios y debió marchar hacia el Norte.
En octubre de 1840, finalmente por tratado Mackau - Arana, Francia pone fin al bloqueo. El gobierno de Buenos Aires se comprometió a indemnizar a los ciudadanos franceses, les otorgó los mismos derechos que a los ingleses y decretó una amnistía.
Concluido el conflicto con Francia, Rosas limitó la navegación de los ríos Paraná y Uruguay. Bloqueó el puerto de Montevideo y ayudó a Oribe a invadir el Uruguay y a sitiar la capital en 1843.
Estas actitudes de Rosas afectaron los intereses de los comerciantes y financistas extranjeros.
En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado nuevamente, esta vez por una flota anglo-francesa.
A pesar de la heroica resistencia de Lucio N. Mansilla y sus fuerzas, en la Vuelta de Obligado, una flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná.
El bloqueo no sólo afectaba los intereses de los extranjeros, también perjudicaba a los estancieros del Litoral que no podían navegar libremente por el río Paraná y debían comerciar sus productos por el puerto de Buenos Aires, entre los afectados estaba Justo José de Urquiza, que gobernaba la provincia de Entre Ríos desde 1841
Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847 mientras que los franceses lo hicieron un año después. La firme actitud de Rosas durante los bloqueos le valió la felicitación del General San Martín y un apartado especial en su testamento: "El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla."
Recién en 1850 quedaron normalizadas las relaciones con Inglaterra y Francia.
Los bloqueos impusieron sacrificios a los sectores populares pero no tanto a los estancieros, financistas y grandes comerciantes. Estos grupos disponían de importantes reservas para sobrellevar los malos tiempos y de ventajas de todo tipo, entre ellas impositivas:
"El dueño de una estancia de treinta mil cabezas de ganado que en el estado actual de nuestras fortunas figura entre los más ricos hacendados del país, podrá cancelar su cuenta corriente con el erario entregando el valor de cuatro novillos (...) La contribución anual de un propietario de primer orden iguala, pues, a la de un boticario, un fondero, o el empresario de un circo de gallos, sin más diferencia que el primero paga a la oficina de contribuciones directas, mientras los demás lo hacen en la de patentes."
Por otra parte, durante este período se restringe el sacrificio de animales de manera que al finalizar los bloqueos, las estancias se encuentran con su ganado multiplicado y listo para ser exportado.
Año tras año, argumentando razones de salud, Rosas presentaba su renuncia a la conducción de las relaciones exteriores de la confederación, en la seguridad de que no le sería aceptada. Y lo hacía en términos como estos:
"La irreparable pérdida de mi amante esposa Encarnación, la prolongada lucha de mis más queridas afecciones para subordinarlas a mis altos deberes y los principios de mi vida pública, aléjanme de una posición en que fuera desacuerdo reproducir sacrificios ya colmados. Con intenso anhelo, muy encarecida y humildemente, os suplico que, sin pérdida de tiempo, elijáis la persona que ha de sucederme en el mando supremo de la provincia."
Y la Legislatura solía responderle en estos otros términos:
"No es dado a los representantes del pueblo, conceder a V.E. el descanso que tan justamente solicita. Cierto es que las circunstancias de la República exigen un poder con suficiente fuerza, armonía y rapidez: en este convencimiento están los Representantes, y en el de que, aun cuando no hay patriotas esclarecidos, capaces de ponerse al frente de los negocios, sólo en la persona de V.E. pueden depositar confiadamente la plenitud de facultades que acuerda la Ley. Sienten, pues no poder por ahora hacer innovación alguna a las resoluciones anteriores; pero en medio del pesar que les causa su irrevocable resolución, se hacen un deber manifestar a V.E. que están dispuestos a prestarle la más activa y decidida colaboración en todo cuanto concierna al sostén de la libertad e independencia de la República, bajo en concepto que oportunamente facilitarán los recursos necesarios para terminar la cruel guerra promovida por el feroz bando salvaje unitario."
En 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió un decreto, conocido como el pronunciamiento de Urquiza, en el cual aceptaba la renuncia de Rosas y reasumía para Entre Ríos la conducción de las relaciones exteriores.
El conflicto era en esencia económico: Entre Ríos venía reclamando la libre navegación de los ríos, -necesaria para el florecimiento de su economía- lo que permitiría el intercambio de su producción con el exterior sin necesidad de pasar por Buenos Aires.
Armado de alianzas internacionales, Urquiza decidió enfrentar al gobierno bonaerense.
El emperador de Brasil, Pedro II proveería infantería, caballería, artillería y todo lo necesario, incluso la escuadra. El tratado firmado entre Urquiza y los brasileños decía en una de sus partes:
"Para poner a los estados de Entre Ríos y Corrientes en situación de sufragar los gastos extraordinarios que tendrá que hacer con el movimiento de su ejército, Su Majestad el Emperador de Brasil les proveerá en calidad de préstamo la suma mensual de cien mil patacones por el término de cuatro meses contados desde la fecha en que dichos estados ratifiquen el presente convenio. S.E. el señor Gobernador de Entre Ríos se obliga a obtener del gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel empréstito como deuda de la Confederación Argentina y que efectúe su propio pago con el interés del 6% por año. En el caso, no probable, de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los estados de Entre Ríos y Corrientes, y para garantía de su pago, con los intereses estipulados, SS.EE los señores gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, hipotecan desde ya las rentas y los terrenos de propiedad pública de los referidos estados."
En las provincias la actitud de Urquiza despertó diversas reacciones. Córdoba declaró que era una infame traición a la patria y dijo que "Urquiza se había prostituido a servir de avanzada al gobierno brasileño". Otras se pronunciaron en sentido similar e intentaron formar una coalición militar para defender a Rosas, pero ya era demasiado tarde.
Urquiza alistó a sus hombres en el ''ejército grande" y avanzó sobre Buenos Aires, derrotando a Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de Febrero de 1852.
Vencido, el Gobernador de Buenos Aires se embarcó en el buque de guerra "Conflict" hacia Inglaterra. Allí se instaló en la chacra de Burguess, cerca de Southampton acompañado por peones y criados ingleses. El gobierno porteño, instalado el 11 de septiembre de 1852, confiscó todos su bienes y dependía para vivir de los recursos que le enviaban sus amigos desde Buenos Aires. Volvió a dedicarse a las tareas rurales hasta su muerte ocurrida el 14 de marzo de 1877, a los ochenta y cuatro años.
Unos años antes había escrito una especie de testamento político.
"Durante el tiempo en que presidí el gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia. Soy pues, el único responsable de todos mis actos, de mis hechos buenos como los malos, de mis errores y de mis actos.
Las circunstancias durante los años de mi administración fueron siempre extraordinarias, y no es justo que durante ellas se me juzgue como en tiempos tranquilos y serenos".
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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1860 
Nace en Córdoba (Argentina) el diputado, senador y gobernador provincial, además de vicepresidente y presidente argentino José Figueroa Alcorta. Murió en Buenos Aires el 27 de diciembre de 1931. 

Figueroa Alcorta (1860-1931)

Figueroa Alcorta
El 20 de Noviembre de 1860 nació en la ciudad de Córdoba, en el hogar de José C. Figueroa y Teodosia Alcorta, José Figueroa Alcorta, quien cursó sus estudios secundarios en el Colegio de Monserrat. A los veintidós años, en 1882, se doctoró en derecho, y muy pronto fue designado catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de su ciudad natal, y después, miembro de la Academia Universitaria.
 Después de desempeñarse como abogado consultor de la municipalidad de Córdoba y del Ferrocarril Central Norte, fue diputado y senador provincial (1885) y posteriormente, en 1887, fundó la sociedad El Panal, que tuvo Influencia política en la provincia. Marcos Juárez, al asumir el gobierno de Córdoba, lo hizo ministro de Gobierno, en 1889, y el sucesor de aquél, Eleazar Garzón, lo nombró ministro de Hacienda.  
Su proyección política de orden nacional se inicia en 1892, al ser electo diputado nacional. El 17 de enero de 1895 el colegio electoral de su provincia lo designa gobernador para el período que finalizaría en 1898. Su posición y antecedentes anticlericales hacen que sea mirado con reservas por los católicos cordobeses, pero durante su gestión no se registran problemas con la Iglesia.  
Al terminar su mandato gubernativo, Figueroa Alcorta fue elegido senador nacional, cargo que desempeñaba cuando se lo llevó a integrar la fórmula presidencial que encabezó el doctor Manuel Quintana. El 12 de junio de 1904 fue elegido vicepresidente de la República. En febrero de 1905, cuando estalló el movimiento radical, se hallaba pasando sus vacaciones en Capilla del Monte y fue hecho prisionero y rehén por los revolucionarios. En dicha oportunidad trató de mediar ante Quintana para negociar la rendición de los rebeldes y que cesase la contienda civil, pero fracasó. Su intervención en tales sucesos fue mal interpretada y lo alejó de Quintana y de su gabinete. Sin embargo, en febrero de 1906, al enfermar el presidente Quintana, se hizo cargo de la presidencia, y el 12 de marzo, al morir dicho magistrado, fue investido del cargo para completar el período que finalizaba el 12 de octubre de 1910.  
Durante su presidencia se produjo el descubrimiento del petróleo patagónico en Comodoro Rivadavia y le tocó dictar la primera ley de reserva petrolera; asimismo se realizaron numerosas obras públicas y se llevó a cabo la inauguración del palacio del Congreso. Pero en el orden político se vio asediado constantemente por una oposición parlamentaria que trabó muchas de sus iniciativas y, a fines de 1907, inclusive el tratamiento del presupuesto nacional que debía quedar sancionado antes del 31 de Enero de 1908. El 25 de este mes y año, Figueroa Alcorta puso en por decreto el presupuesto y clausuró el Congreso, que se hallaba en sesiones extraordinarias sin reunir más en mayoría.  
En 1910 presidió las fiestas del primer centenario de la Revolución de Mayo, oportunidad en que recibió a la infanta Isabel de España y al Presidente de Chile, Manuel Montt. En Septiembre del mismo año visitó a Chile, con motivo de la fecha patria de este país.  
Posteriormente, terminado su mandato, el presidente Sáenz Peña lo designó embajador en España (1912), y tres años después fue nombrado Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Ocupó finalmente en 1929 la presidencia de la Corte, reemplazando a Antonio Bermejo. Murió en Buenos Aires el 27 de Diciembre de 1931.
 Hacé click aquí para imprimir la biografía

1956 
Día Universal del Niño 

20 de Noviembre
Día UNIVERSAL del NIÑO

La Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño el 20 de noviembre de 1959 y, exactamente 30 años más tarde, aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño . En Argentina , la Convención se aprobó el 16 de octubre de 1990. 


-Arte Fusión Títeres Varios sobre los Derechos Humanos.
-Educ.ar
Día Universal del Niño y de la Niña.
-Margen - Revista de Trabajo Social - Derechos de los Chicos 
Textos de la Declaración de los Derechos del Niño (1959) ilustrados con dibujos e historietas de la tira Mafalda, de Quino - Un ejemplo de intervención en la problemática de violencia y abuso sobre los niños - La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) - P royecto "Al banquillo" - Desarrollo y experiencias del "Mes de los Chicos y sus Derechos en Villa Gesell" - Enlaces.
-Naciones Unidas 
Día Universal del Niño (20 de noviembre, móvil).
-Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (Naciones Unidas) 
Asamblea General - Comisión de Derechos Humanos - Consejo Económico y Social - Subcomisión para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos.
-Plan de Acción por los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes 
Educ.ar y el Ministerio de Educación se suman a esta iniciativa de varios países Latinoamericanos como medio para efectivizar los objetivos enunciados en la Convención sobre los Derechos del Niño con materiales didácticos.
-UNICEF Argentina 
Derechos de los niños, noticias, datos y más información.






Efemérides Culturales Argentinas
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1974 
Día de la Soberanía 
Establecido por Ley Nº 20.770. 

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Ley  20770   HONORABLE CONGRESO DE LA NACION ARGENTINA
26-sep-1974

DIA DE LA SOBERANIA 
CONMEMORACION DEL COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO
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Publicada en el Boletín Oficial del 16-oct-1974
Número: 23016
Página: 2
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Resumen:
DIA DE LA SOBERANIA; DECLARACION EL 20 DE NOVIEMBRE DE CADA AÑO EN CONMEMORACION DEL COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO, LIBRADO EL 20/XI/1845.
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 Esta norma no modifica ni complementa a ninguna norma.
 Esta norma es complementada o modificada por 1 norma(s).


1989 
Día de la Industrialización de África 

 

Día de la Industrialización de África
20 de noviembre

«Alrededor de 600 millones de personas en África siguen sin tener acceso a fuentes de energía modernas, asequibles y sostenibles, y utilizan principalmente la biomasa tradicional para cocinar y como forma de calefacción. [...] En este momento en que observamos el Día de la Industrialización de África, trabajemos juntos para alcanzar la meta de contar con energía sostenible para todos y para promover el desarrollo económico y la productividad en todo el continente.».
Mensaje del Secretario General en el Día de la Industrialización de África
20 de noviembre
Paneles solares.
Paneles solares generan energía para un inmueble de la administración local recién renovado y construido por el gobierno de Liberia, con el apoyo de la Misión de las Naciones Unidas en Liberia y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Foto de la ONU / Christopher Herwig

«En el marco del Segundo Decenio del Desarrollo Industrial para África (1991-2000), la Asamblea General proclamó el 20 de noviembre como Día de la Industrialización de África (resolución 44/237 Documento PDF, de 22 de diciembre de 1989). La jornada está destinada a obtener el compromiso de la comunidad internacional con respecto a la industrialización de África».
Este año, la conmemoración del Día de la Industrialización de África, se centra en el desafío de lograr energía sostenible para un desarrollo industrial acelerado.
Asegurar el acceso a fuentes confiables, eficientes y asequibles de energía es un componente fundamental para la promoción del desarrollo industrial, la creación de trabajo decente y el aumento de la capacidad productiva.
Sección de Servicios de Internet, Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas © 2011

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