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En el año 1594 Santa Cecilia fue nombrada patrona de la música por el Papa Gregorio XIII y, a través de los siglos, su figura ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo. Su fiesta es el 22 de noviembre, fecha que corresponde con su nacimiento y que ha sido adoptada mundialmente como el Día de la Música. El padrinazgo de la música le fue otorgado por haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música. | ||||||
Santa Cecilia(Patrona de la Música) | Enlaces | |||||
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1859
Nace en Buenos Aires la primera médica argentina, higienista y educadora Cecilia Grierson. Falleció en Capital Federal el 10 de abril de 1934. La escuela de enfermeras que fundó lleva su nombre.
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1875
Nace en Montevideo (República Oriental del Uruguay) el notable actor dramático, escultor, pintor y músico Pablo Podestá, que representó memorables papeles en "La piedra de escándalo"; "La montaña de las brujas" y "Muerte civil". Falleció en Buenos Aires el 26 de abril de 1923.
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1919
Muere en Buenos Aires el perito, geógrafo, antropólogo y naturalista Francisco P. Moreno, primer hombre blanco que llegó al lago Nahuel Huapi. Sus peritajes en límites chileno-argentinos ganaron grandes extensiones para nuestra soberanía. Nació en Buenos Aires el 31 de mayo de 1852.
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1942
Día de la Flor Nacional: El Ceibo
22 de Noviembre Día de la Flor Nacional "El Ceibo" |
La flor de ceibo, también denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo de la Nación Nº 138474/42 (23 de diciembre de 1942). Es un árbol originario de América, especialmente de Argentina (zona del litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay. Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, pero también se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas. Pertenece a la familia de las leguminosas. No es un árbol muy alto y tiene un follaje caduco de intenso color verde. Sus flores son grandes y de un rojo carmín. Su tronco es retorcido. Sus raíces son sólidas y se afirman al suelo contrarrestando la erosión que provocan las aguas. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar algunos artículos de peso reducido. Sus flores se utilizan para teñir telas. |
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1991
Fallece en Resistencia (provincia del Chaco) el poeta y profesor Alfredo Veiravé. Se especializó en literatura hispanoamericana, sobre la que dictó cursos en nuestro país y en el exterior. Es autor, entre otras obras, de "El alba, el río y tu presencia"; "Después del alba, el ángel"; "El ángel y las redes" y "Destrucciones y un jardín de la memoria". Aunque radicado por largos años en Resistencia, nació en Gualeguay (provincia de Entre Ríos) el 29 de marzo de 1928.
Alfredo Veiravé |
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PALABRAS PRELIMINARES ADIÓS AL POETA ALFREDO VEIRAVÉ la muerte echó los dados y la profundidad de los cielos exulta por la noche que sobre mí se desploma Georges Bataille Estimado Alfredo: Si le dijese que tengo el corazón hecho pedazos seguramente me contestaría con su habitual sentido del humor: “Para esa desazón del alma suya le mando un beso del próximo verano”. Pero como ya no habrá próximo verano para usted, se lo diré de otro modo porque estamos desolados por su partida (aunque un poeta nunca se marcha del todo), y andamos por la ciudad aún atontados por la noticia (con el corazón hecho pedazos). Porque leo y releo su carta fechada “19 de nov. 91” (que todavía late), y me apena pensar que nunca más podrá mantener ese diálogo poético entre poetas que, según Heidegger, es el auténtico coloquio con la Poesía, tal como lo vivió este último octubre (sin presagios) en el VI Encuentro de Poetas del Mundo Latino en México D.F., con “esas felicidades que se llaman Octavio Paz, Juan Gelman, Alvaro Mutis y Gabriel García Márquez” (ese poeta de la novela, pues ¿qué menos es “Cien años de soledad”?). O en Mendoza, leyendo con sus amigos Alejandro Nicotra, Horacio Castillo, Raúl Aráoz Anzoátegui, Jorge Calvetti y Horacio Armani. Encuentros de los cuales salió “rejuvenecido por sentir la Poesía como Fuente de Juvencia”. Porque le había preparado otra respuesta en clave de humor pero usted ya no está en Resistencia dudando entre un Klee o un Marx Ernst para la tapa de su “Laboratorio Central” (aunque su presencia sigue ocupando el nítido espacio de siempre). De todas maneras le cuento que esa respuesta (cruel ironía) la escribía en la serena madrugada del 22 de este noviembre ensombrecido. Y digo serena ya que para mí las noches no tienen el mismo significado que para Alejandra (obviamente, ellas tampoco me contienen con idéntica magia), pues en muy pocas oportunidades fui expresamente invitada a “ir nada más que hasta el fondo”, quizá porque si “la rebelión consiste en mirar una rosa / hasta pulverizarse los ojos”, prefiero usar el velo de la mansedumbre debajo del cual se consigue un efecto parecido pero ubicado en una coordenada diferente, por lo que termina resultando sencillo estar de acuerdo con Artaud cuando proclama la buena salud mental de Van Gogh frente a una sociedad deteriorada, cuya conciencia enferma tiene el máximo interés en no salir de su enfermedad. Aunque, en los días que corren, es posible hablar lisa y llanamente de “conciencia retorcida”. ¿Qué otra razón más valedera podríamos encontrar para entender la tremenda soledad de la poesía si “Ella”, como la llamó Juanele, es la que “anuda hilos entre los hombres”, aunque “no busca nunca, no, ella…/ espera, espera, toda desnuda, con la lámpara en la mano, / en el centro mismo de la noche”. Si Ella es la experiencia profunda del misterio, como señala Juarroz. Y si es el poeta quien, en definitiva, revela porque se rebela ante la oscuridad del paso de los días, expresado en un aturdido y confuso correr entre la luz del sol y la luz artificial. Si es él el que siempre demuestra su valor haciendo altos para internarse en la propia oscuridad buscando esa llama intransferible, que es la única que redime porque nos permitirá encontrar el muy angosto sendero que conduce al bello resplandor que se oculta detrás del temible y poderoso rostro de la muerte. Si es quien mejor comprende que “la cultura no es simplemente la suma de diversas actividades sino un modo de vida”, como bien dice Eliot. En fin, voy a dar vuelta la página porque prefiero expresarle: Gracias, Alfredo, por su poesía y por su constante trabajo en favor de la poesía, pues “alguna vez, no siempre, guiado por el radar / el poema aterriza en la pista, a ciegas / (entre relámpagos) / carretea bajo la lluvia, y al detener sus turbinas, descienden / de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras”. Gracias por su mano siempre tendida a todos aquellos que ponemos el alma para merecer el preciado titulo de Poeta. Y, por último, gracias por tener dentro de usted tantas flores de lapacho que le enriquecieron la vida, como la poesía. Ketty Alejandrina Lis DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOSNació en Gualeguay, Entre Ríos, 1928 y falleció en Resistencia, Chaco, el 22 de noviembre de 1991. Alfredo Veiravé fue un gran estudioso de la poesía de América Latina. Libros publicados
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Alfredo Veiravé |
MI CASA ES UNA PARTE DEL UNIVERSO |
de Puntos luminosos, 1970 |
TAMBIÉN LA POESÍA ES DESACUERDO CON EL MUNDO |
de La Máquina del mundo, 1977 |
YA NO HAY LUGAR PARA LA FRIVOLIDAD |
de Radar en la tormenta, 1985 |
CALÍMACO (I) |
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CALÍMACO (II) |
de Laboratorio Central, 1991 |
Los poemasMi casa es una parte del universo También la poesía es desacuerdo con el mundo Ya no hay lugar para la frivolidad Calímaco I Calímaco II se publicaron en el nº 5 de Violín del diablo, dirigido por Manuel Ruano, en homenaje a Alfredo Veiravé. |
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